Llegada

¿¿Cuantas sabanas tengo que cambiar para que tus olores no me pongan de cabeza...??

Tu olor mezclado con el mío,
mi fluido cayendo de tu torre de marfil,

empapando la necesidad insaciable de masculinidad,

tu mirada desafiante,

el reacomodo de tu ropa cuando terminas dejando exhausta,

cansada y extasiada aun.

Te deseo... Te quiero... Te me antojas ahora.

Cuando estoy en la cocina,

en mi cama, sentada, parada, bañándome,

frente al espejo, colocando mi ropa interior...

Tus manos me enloquecen,

grandes, suaves al acariciar,

rasposas al estremecer,

tus movimientos sublimes,

calidos, libres como si levantaras una hoja de otoño,

tus golpeteos contra mis glúteos son como rompeolas,

herméticos y sonoros,

tu penetración profunda y gemíante,

me haces disfrutar de tu cuerpo y el mío de una manera única,

diseñada para dos amantes que en su gozo,

hacen crear el arte cósmico sin proyección material,

solo almas jugueteando en medio de luces de seducción,

excitación, gemidos, sudoración, pulsación y...

una lagrima liberada de felicidad.

Mi alma se siente identificada.